Nuestra Señora de Itatí

Nuestra Señora de Itatí
Madre de las Piedras Blancas

Oración a la Virgen de Itatí

Tiernísima madre de dios y de los hombres que,

Bajo de la advocación de la pura y limpia concepción

De nuestra señora de Itatí, miraste con ojos de

Misericordia por mas de tres siglos a todos los

Que te han implorado, no deseches ahora las

Súplicas de tu hijo, que humildemente, recurre a ti.

Atiende mis necesidades, que tu mejor que yo las conoces,

Y sobre todo, madre mía, concédeme un gran amor a

Tu divino hijo Jesús, y un corazón puro, humilde y prudente,

Paciencia en la vida, fortaleza en las tentaciones y

Consuelo en la muerte.

Amén

martes, 19 de enero de 2010

MADRE DE LAS PIEDRAS BLANCAS (Historia de la Virgen de Itatí en versos)

MADRE DE LAS PIEDRAS BLANCAS



Cuando la historia empezaba
En la América naciente,
Dios bendijo a nuestra tierra
Y el amor se hizo presente.
Junto a la espada española
Vino el misionero valiente
Y con él, la Palabra, la Fe,
La Esperanza se hizo fuerte,
La Caridad se hizo servicio
Y el nativo abrazó la cruz
Evangelizado y ferviente.

Llegó el primer conquistador
(y su espada es un recuerdo
Que todavía nos duele),
Remontando nuestros ríos,
Buscando hallar una fuente
De oro, plata, piedras, riquezas
Para llevarle a sus Reyes,
Viendo en nuestro aborigen
Tímido, asombrado, inocente
Sólo un salvaje capaz de cargar
El costo de su buena suerte.

Sin embargo, junto al cruel conquistador
Venían hombres diferentes,
Jesuitas, franciscanos, misioneros
Que predicaban la vida
Por encima de la muerte.
Ellos les trajeron el Credo,
Palabras de un Dios Viviente,
Y defendían del nativo
(De todo derecho carente)
Su dignidad aborigen,
Su pertenencia a esa tierra
Su conversión incipiente.

Y les hablaron de Dios,
Padre que a todos nos quiere,
De Jesucristo, su Hijo,
El mismo ayer, hoy y siempre,
Del Espíritu Santo que asiste
Al hombre que lo requiere…
Y de María, la Virgen,
Madre de manto celeste.

Eran Fray Luis Bolaños, Fray Alonso
Que contaban a sus oyentes
Que en un pueblo de allá lejos,
Tierra de otro continente
Dios mismo eligió a esa Virgen
Para ser madre del Cristo,
Que vencería al pecado,
Que vencería a la muerte.

Que ella nació sin pecado,
Que vivió resplandeciente,
Pura, inmaculada, generosa,
Eternamente dulce,
Eternamente madre,
Un evangelio viviente.
Y así la amó el aborigen
Que habitaba el Yaguarón,
Tierra que hoy es Corrientes.

Años luego… los mismos frailes
Le trajeron una imagen
Al aborigen creyente,
Tallada en madera dura,
Paciente, amorosamente…
Cuerpo de timbó, rostro de nogal,
Ojos chispeantes, acaso sonrientes,
Tez morena, con un gesto de piedad
Que la hizo madre por siempre.


Fueron tribus Itatines,
De la reducción de Guayrá,
De Brasil, para el lado del poniente,
Quienes dieron forma a la madera
Sencilla, pacientemente,
Y aquel poblado aborigen
Que en su corazón y en su mente
Se habían formado su imagen
Ahora la tenían presente.
Y le hicieron su capilla,
De palo y paja, humilde y fuerte,
Y fue esa, la primera imagen
Que veneró el nativo y su gente,
Nuestra Señora de la Limpia Concepción
Tuvo su hogar en Corrientes.

Cuentan viejos correntinos,
Que ella misma eligió el lugar
Donde hacerse residente,
Porque había desde un tiempo
Un grupo de indios rebeldes,
Que un día robó su imagen,
Dejando un pueblo sin madre
Dejando a hijos sufrientes.

Pero semanas después,
Cuando bajó la creciente,
Sobre un islote del río,
En una pequeña saliente
Formada por piedras blancas
Ella volvía a estar presente…

Con alegría y honores,
Con festejos de sus fieles,
La devolvieron a su capilla,
Con esperanza ferviente,
Se multiplicaron los rezos,
Pero al cabo, nuevamente
Sin que medie acción del hombre,
La imagen desaparece,
Y volvieron a encontrarla
En el mismísimo lugar que fuera
Hallada anteriormente.

Otra vez a la Capilla,
Y una vez más su gente,
La consagró como Madre.
Sin embargo… se reitera el incidente
Vuelve a desaparecer
Y aparece nuevamente
Rodeada de piedras blancas,
Con un mensaje insistente:
Ella quería ese lugar
Para quedarse por siempre…

Itatí: en guaraní “piedras blancas”,
Poblado de amor simiente,
La construyó allí mismo un templo,
Y ya no fue Yaguarón,
Porque al llegar diciembre
Del mil seiscientos quince
Nació Limpia Concepción de Itatí,
En provincia de Corrientes,

Abrazando el lugar de piedras
Que la Virgen insistentemente
Eligió para quedarse
Como nueva advocación
Para sus hijos más fieles.

Y así el pueblo correntino
Con esperanza y con fe,
Con amor, corajudo, valiente,
Se sintió cobijado y protegido
Por su amor eternamente,
Y pagó amor con amor
Se consagró íntegramente
A Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Itatí,
La Patrona de Corrientes,
Y Ella cubre con su manto
Al litoral y su gente…



Virgencita de Itatí,
Este puñado de fieles
Quieren sentirse hijos tuyos,
Quieren hoy besar tu altar,
Y sentir que los proteges.
Sentir que eres nuestra madre
Que recibes nuestros ruegos
Y uno a uno los atiendes,
Sentir sobre nuestros ojos
Esa mirada clemente
Y decirte: Madre eterna
Esta comunidad parroquial
También es una familia
Que te venera y te quiere
Pero por sobre todas las cosas:
Por Amor, te pertenece…!


Carlos Alberto Giménez
Ushuaia – T. del Fuego
Diciembre de 2006

1 comentario:

  1. jepjep que alpedo dejo mi correo: selena_122112@hotmail.com

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